Inspiración

Slow life: otra manera de entender la vida

Empieza el curso con un nuevo propósito: aprender a vivir con más calma. Te vamos a demostrar que es posible mejorar nuestra experiencia vital pisando un poco el freno.

¿Es posible llevar una vida relajada en pleno siglo XXI? La respuesta es sí. En una época marcada por la inmediatez y sometida a la dictadura del reloj existe una corriente que invita a tomarse el día a día con más calma -y que arrastra a no pocos seguidores-. Se trata de la filosofía ‘slow, o slow life, una corriente que apuesta por ‘pisar un poco el freno’ para disfrutar mejor de la vida.

Este movimiento nacido hace cuatro décadas en Italia está más vigente que nunca. Con más de 100 mil seguidores en más de 40 países, esta filosofía se ha extendido poco a poco a todos los ámbitos de la vida, en especial a la gastronomía. Seguro que has oído hablar alguna vez del slow food. Esta corriente surgió como protesta ante la expansión de comida rápida en Roma y de ahí se ha extendido a otros ámbitos: slow education, slow sex, slow work, etc. formando el grueso del ideario del ‘slow life’. Incluso algunas ciudades se han sumado a esta filosofía.

Pero no te lleves a engaño, un seguidor de la filosofía slow no abandona todo de manera irresponsable. Este movimiento aboga simplemente por revisar el tiempo que dedicamos al descanso, a las relaciones o a la alimentación con el objetivo de mejorar nuestra experiencia vital. Es decir, propone tomar el control de nuestro tiempo para encontrar un equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu dando prioridad a actividades que fomentan el desarrollo personal.

Ser Slow para vivir (y hacer las cosas) mejor

La velocidad no siempre es la mejor consejera. ¿Te suena el refrán ‘Vísteme despacio que tengo prisa’? Pues viene genial para resumir uno de los aspectos destacados de la filosofía slow: hacer las cosas más despacio, con calma, suele significar hacerlas mejor.

Ingresar en la filosofía slow life requiere de nosotros ganas de cambiar. Normalmente ese empujón llega en algún momento en aquellas personas presas del reloj o de la vida multitarea, que no pueden aguantar más ese ritmo. Así, que si sientes que todo va demasiado deprisa, que el trabajo o las obligaciones absorben todo tu tiempo o que te estás perdiendo momentos irrepetibles con tu familia o amigos, puede que te vengas bien aplicar la filosofía slow.

Si es tu caso, aquí van 5 pautas para decir adiós a las prisas:

  • Aléjate de rutinas y prisas.No somos máquinas, así que fuera las tareas automáticas o aquellas que repetimos cada día. Tampoco se nos da bien la multitarea: presta atención plena a lo que hagas y olvídate del reloj.
  • Descubre tu propio ritmo.¿Porque debes dedicar un tiempo determinado a una tarea en concreto? Busca uno que te sea cómodo, flexible (con las pausas que necesites) y también constante para avanzar ‘sin prisa pero sin pausa’.
  • Prueba el arte de no hacer nada. ¿Cuánto hace que no viajas en tren o en autobús sin pegar tu cara a una pantalla o aislándote con música? Esos ‘tiempos muertos’ son perfectos para reflexionar o hacer una visita a nuestros pensamientos.
  • Conecta con tu cuerpo. Regálate un tiempo para ti: un baño relajante, un paseo por el parque o el bosque, algo de ejercicio (sin estrés de tiempos o records a batir), pintar, yoga, leer, hacer manualidades, etc. En definitiva, resérvate unas cuantas horas a la semana para actividades relajantes que fomenten la quietud y la reflexión.
  • Recupera las comidas tranquilas. Un desayuno como los de antes, a ritmo relajado (por supuesto sin televisión ni móvil), en buena compañía y saboreando los alimentos. Ni más ni menos. ¿Te ves capaz?